Cuando la mente se llena de “¿y si…?”
Hay días en los que nuestra mente parece guionista de películas de desastre. Todo empieza con una duda pequeña —“¿y si no llego a tiempo?”, “¿y si me sale mal la presentación?”— y de pronto ya estamos imaginando el peor de los escenarios: perder el trabajo, el fracaso absoluto, el caos total.
Spoiler: nada de eso ha pasado.
Y esto que nos pasa tan recurrentemente tiene nombre se llaman: pensamientos catastróficos. Son esas ideas exageradas, a menudo irreales, que toman una preocupación legítima y la llevan directo al extremo. Y lo hacen con tanto realismo que el cuerpo reacciona como si estuviera pasando de verdad.
💬 “¿Y si me enfermo? ¿Y si le pasa algo a alguien que quiero? ¿Y si no puedo con esto?”
No es que estés exagerando por gusto. Es tu mente intentando protegerte. Solo que a veces se pasa de creativa y termina activando más miedo que solución.
Te cuento algo que me pasó: durante años pensé que no era capaz de estudiar una maestría. Me decía que era muy difícil, que no iba a poder con la carga, que jamás podría pagarla.
Cada vez que lo consideraba, mi mente respondía con un montón de “¿y si…?”:
¿Y si empiezo y no termino? ¿Y si gasto dinero que no tengo? ¿Y si fracaso y quedo como alguien que no pudo?
Y así pasaron los años. No por falta de ganas o vocación, sino por ese miedo paralizante disfrazado de prudencia. Hasta que un día, en medio del caos de mis pensamientos, pude decirme algo distinto:
“¿Y si lo intento? ¿Y si lo hago con miedo, pero lo hago igual?”
Hoy estoy donde antes pensé que no podía estar. Y lo que más me sorprende no es haberlo logrado, sino haber perdido tanto tiempo creyendo una historia que mi mente creó... y que nunca fue cierta.
Tu mente no es tu enemiga (aunque a veces parezca una película de terror)
Pensá en esto: si tu mente tiene la capacidad de crear tantos escenarios negativos… también tiene la capacidad de observarlos. De tomar un paso atrás.
No se trata de pelearse con esos pensamientos ni de convencerte a la fuerza de que todo está bien. A veces, solo se trata de responderles con algo más neutral:
“¿Y si todo sale mal?”
“¿Y si no? ¿Y si sale distinto… pero igual puedo con eso?”
Herramientas para desactivar el “modo catástrofe”
Cuestioná la probabilidad real
Preguntate: ¿Qué tan probable es que esto ocurra realmente?
Muchas veces, la mente lanza un “y si…” que suena lógico, pero que no se sostiene con evidencia. Hacer una pausa para analizarlo ya cambia la intensidad.Volvé al historial (real, no mental)
Recordá otras veces en las que tu mente se fue al peor escenario… y no pasó.
Es un ejercicio de memoria emocional: ¿Qué me decía mi mente entonces? ¿Cómo fue en realidad?
Este contraste ayuda a darle contexto a la emoción presente.Escribilo como si fuera un guion
Sí, literalmente. Tomá ese pensamiento catastrófico y escribilo como si fuera una escena. Luego leelo en voz alta.
A veces suena tan dramático, tan exagerado, que algo en vos empieza a soltarlo. Como si dijeras: “ok, entiendo que estés asustada, mente… pero esto parece más Netflix que vida real.”
No controlar, sino convivir
Gestionar nuestra ansiedad no siempre es eliminar el pensamiento, sino cambiar la forma en que respondemos a él. Aprender a estar con la incertidumbre sin que nos arrastre.
Y si hoy tu mente está en modo catástrofe, recordá esto: respirar también es una forma de resistencia. Volver al presente. Decirte con suavidad:
“No tengo que creer todo lo que pienso. Puedo estar conmigo, incluso si tengo miedo.”
Un cierre para el alma inquieta
Tal vez hoy tu mente sigue llena de preguntas, de “¿y si…?”, de historias que te asustan más de lo que te ayudan. Tal vez hay decisiones que no has tomado por miedo a fallar, a no tener el control, o a no estar a la altura.
Pero en medio del ruido mental, hay una verdad que no cambia: no estás sola. No tenés que tener todo resuelto para dar un paso. No tenés que vencer el miedo para avanzar. Solo necesitás saber que Dios camina con vos, incluso cuando dudás de vos misma.
📖 “Echen sobre él toda su ansiedad, porque él cuida de ustedes.”
—1 Pedro 5:7 (NVI)
Y ese cuidado no siempre viene en forma de respuestas rápidas, pero sí como una paz que acompaña. Como una voz suave que te dice: “aunque tengas miedo, seguí. Yo estoy con vos.”
¿Quieres una sesión con Pame?
Puedes agendarla aquí, sólo haz click
Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Seré exaltado entre las naciones! ¡Seré enaltecido en la tierra!” Salmo 46:10 NVI