NO ERES LA ÚNICA: CÓMO LAS REDES AUMENTAN NUESTRA ANSIEDAD

¿Te ha pasado que después de pasar un rato en Instagram o TikTok terminás cerrando la app con un nudo en el pecho? Tal vez pensabas relajarte, pero de repente te encontraste comparando tu vida con la de alguien más, sintiéndote agotada o con la incómoda sensación de que “no hacés lo suficiente”.

Quizás hasta te pasó algo más sutil: estabas bien, tranquila, y luego de hacer scroll aparecieron pensamientos como “¿por qué no viajo así?”, “¿por qué no tengo ese cuerpo?”, “seguro me estoy perdiendo algo”.

Si te sentís identificada, nos ha pasado  a muchas. Cada vez más mujeres experimentan ansiedad ligada al uso de redes sociales. Entender por qué pasa en nuestro cerebro y cómo podemos protegernos es un paso clave para cuidar nuestra salud mental.

¿QUÉ PASA EN NUESTRO CEREBRO?

Las redes sociales no son inocentes: están diseñadas para engancharte.

Todo se explica con un pequeño mensajero del cerebro llamado dopamina, conocido como la “molécula de la recompensa”. Se libera cuando hacemos algo que el cerebro interpreta como placentero: recibir un like, ver un video divertido o que alguien responda nuestro mensaje.

El problema es que el cerebro se acostumbra rápido. Lo que ayer nos emocionaba, hoy ya no tanto, y necesitamos más estímulo para sentir lo mismo. Así, terminamos atrapadas en un ciclo de “solo un video más”, muy parecido a lo que pasa con ciertas adicciones.

Este ciclo puede generar:

  • Ansiedad o irritabilidad si no obtenemos la respuesta que esperamos.

  • Dependencia de la validación digital.

  • Dificultad para disfrutar cosas simples como leer, descansar o meditar.

¿POR QUÉ LAS REDES NOS GENERAN ANSIEDAD?

Veamos algunas de las dinámicas más comunes:

  1. Comparación constante: Al ver vidas idealizadas y cuerpos “perfectos”, nos convencemos de que nunca somos suficientes. Eso erosiona nuestro autoconcepto y alimenta la autocrítica.

  2. FOMO (Fear Of Missing Out): Ese miedo a “perdernos algo” cuando vemos planes, viajes o logros de otros nos deja con ansiedad y frustración.

  3. Búsqueda de validación digital: Likes, comentarios y seguidores se convierten en un falso medidor de nuestro valor, generando una dependencia emocional difícil de romper.

  4. Hiperconectividad: Sentir que debemos estar siempre disponibles o respondiendo mensajes nos roba la posibilidad de descansar de verdad.

  5. Sobrecarga de información: Entre noticias negativas, discusiones y contenido sin parar, nuestro sistema nervioso queda saturado y la ansiedad aumenta.

ESTRATEGIAS PARA UN USO SALUDABLE DE LAS REDES

No se trata de demonizar lo digital, sino de usarlo con conciencia y equilibrio. Aquí algunas ideas prácticas:

  1. Establecé límites claros
    Definí horarios para revisar redes, apagá notificaciones y dedicá tiempo a actividades fuera de la pantalla.

  2. Buscá apoyo real
    Compartí lo que sentís con amigas, familia o espacios seguros. Hablarlo ayuda a poner las cosas en perspectiva.

  3. Practicá autocuidado digital
    Elegí seguir cuentas que te inspiren y te hagan bien. Hacé pausas digitales para reconectar con vos misma.

  4. Educación emocional y reflexión
    Aprendé a identificar cómo te sentís después de usar redes. Si notás malestar, tomate un respiro y usá estrategias de regulación emocional.

Para terminar
Cuidar nuestra salud mental en la era digital no es opcional: es vital.

Las redes pueden ser un espacio de conexión y aprendizaje, pero solo si las usamos con límites, conciencia y, sobre todo, autocompasión.

Porque sí, podés disfrutar de lo digital… sin sacrificar tu bienestar emocional.


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Versículo Lema: “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Seré exaltado entre las naciones! ¡Seré enaltecido en la tierra!” Salmo 46:10 NVI

Pame González

Psicóloga Clínica, Directora de la Clínica del Psicología Real con más de 10 años de experiencia dedicada al acompañamiento de pacientes en el viaje de la vida.

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